La publicidad al estar presente las 24 horas del día afecta a todas las facetas de nuestra vida: vestimenta, gustos, apariencia física y aunque nos parezca increíble a la alimentación.
El doctor Thomas Robinson, responsable del experimento y profesor de medicina y pediatría en la Universidad de Stanford (Estados Unidos) publicó en la revista Archives of Pediatrics and Adolescent Medicine un estudio donde refleja esta influencia de la publicidad en los gustos alimentarios de los más pequeños.
Para ello ofrecieron cinco tipos de alimentos: hamburguesas, chicken nuggets (trozos de pollo frito) y patatas fritas, todos de la marca McDonald's, además de leche y zanahorias compradas en un supermercado a un grupo de 63 niños californianos de tres a cinco años de edad.
Estos alimentos los agruparon en porciones envueltas en dos tipos de envoltorios: uno con la marca McDonald's y otro sin logo y les preguntaron a los niños cuáles les gustaban más.
El resultado del estudio fue que los niños prefirieron la comida que creyeron que procedía de la cadena de comida rápida.
Podemos consultar la información de este estudio en el siguiente enlace:
http://www.consumer.es/web/es/alimentacion/aprender_a_comer_bien/infancia_y_adolescencia/2007/08/24/166151.php
Fecha de consulta: 3 de Enero de 2013
La publicidad es un foco de influencia que afecta tanto a grandes como a pequeños. Si bien es cierto que los niños pequeños son más fáciles de manipular y de crear un efecto de necesidad de estos productos.
Entre las conclusiones del estudio me gustaría destacar estas dos:
- Los niños con televisión en sus hogares y, por ello, más expuestos a la publicidad mostraban más preferencia a los alimentos envueltos con el logo de McDonald's.
- Un anuncio de sólo treinta segundos provoca en niños de tres a cinco años una preferencia de una marca de productos sobre cualquier otra.
Por ello, podemos afirmar que la publicidad por breve que sea puede afectarnos en nuestros gustos y formas de actuar y pensar generando no siempre efectos positivos.
El consumismo, obesidad, anorexia, entre otros problemas pueden ser incitados por la publicidad y si no podemos un remedio, pueden empeorar.

La música, colores, luces, actores y atracción que componen un anuncio afectan en gran medida a los adolescentes viéndolo con el mero hecho de salir a la calle puesto que la mayoría de los muchachos visten, se peinan, escuchan y piensan igual siendo en gran parte influenciado por la publicidad.
Si esto ocurre en adolescente imaginemos lo que puede generar en niños de apenas 3 años, los cuales, se quedan "embobados" con cualquier cosa que ven en la televisión.
En este estudio, Robinson afirma que la televisión afecta a la dieta de los niños pese a las buenas intenciones de los padres. Sin embargo, yo no estoy a favor de esta opinión. Es cierto que los padres no pueden envolver a sus hijos en una burbuja y aislarlos del resto del mundo, pero conocer una verdad no implica no afrontarla de forma crítica y analítica.
Los padres y la escuela deben enseñar a los niños a saber vivir en la sociedad y dentro de este aprendizaje está el saber lo que uno necesita y lo que no, no dejarse influenciar por lo que nos rodea, ser único y de personalidad no manipulable. Por tanto, si es deber de ambos enseñar a los niños a saber interpretar la publicidad y a que les afecte lo menos posible en un su vida diaria.
Debemos tener en cuenta que la finalidad de la publicidad es hacer atractivo un producto y venderlo y esto es lo que debemos trasmitir a los más pequeños.
Es más fácil de lo que podemos imaginar. No consiste en evitar que los niños vean los anuncios, ya que, es cierto lo que dicen de que cuanto más prohibamos más harán. Pero si explicar con los mismo anuncios lo que realmente pretenden, lo que tienen y lo que no necesitan y así ir consolidando su pensamiento.
Esta materia debe ser compartida como hemos dicho por la escuela para que de esta manera sea más efectiva y cooperativa.
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